La industria energética es inherentemente cíclica. Al ser propicia a variaciones tanto al alza como a la baja, México ha logrado sobresalir durante momentos difíciles, de tal manera que puede capitalizar más de 80 años de antigüedad de la industria petrolera y eléctrica para enfrentar el reto que representa la coyuntura actual, ante un barril de petróleo a precios internacionales históricamente bajos.

Tras la revalorización de ambas empresas del Estado por parte de la presente administración, tanto PEMEX como CFE deberán liderar los esfuerzos de recuperación de la industria energética mexicana desde sus respectivas atribuciones, acompañados por los reguladores de la industria, los inversionistas y los capitanes corporativos que trabajan para que México encuentre su lugar como potencia energética internacional. 

Al ser el recurso más sustentable y costo-eficiente de entre los combustibles convencionales, no es de sorprenderse que el gas natural juega un papel preponderante en la matriz energética del país, el cual está llamado a posicionarse como combustible de transición. En esta edición exploraremos su avance a raíz de los diferentes proyectos estratégicos para llevarlo desde el yacimiento hasta el usuario final. El desarrollo de terminales de almacenamiento y la extensión e interconexión de los diferentes sistemas de gasoductos resultarán clave en este sentido.

Otrora en abandono y decaída, la actividad de refinación está llamada a una revalorización importante en pro del reforzamiento de los eslabones estratégicos de la cadena productiva nacional de hidrocarburos. Ante este repunte, impera dar seguimiento a la práctica de refinamiento y su impacto en los frentes subyacentes de la misma.

La demanda eléctrica del país permanece en aumento. Su satisfacción está directamente relacionada con el dinamismo y fuerte actividad industrial que a su vez lleva a México a cumplir con sus metas de crecimiento. Ante la coyuntura, hoy más que nunca se debe replantear el futuro de la matriz energética, no sólo como una obligación constitucional plasmada en la Ley de Transición Energética, sino como una fuente de prosperidad y sustentabilidad para las generaciones futuras.

México presenta niveles récord de generación eléctrica con fuentes renovables a raíz de la multiplicidad de proyectos que entran en operación, principalmente parques solares y granjas eólicas. En paralelo a la implementación de prácticas y tecnologías que fomentan la eficiencia energética, es clave analizar el impacto de dicha generación en el consumo eléctrico del país para continuar incentivando su uso, inclusive a través de generación distribuida.